Primero, porque no tomé en cuenta que El rey León seguramente fue hecha en una computadora. Y segundo, porque cuando lo dije estaba
Admito que me dejé llevar por el momento y exageré, pero sí que me emocina el disco. Y hoy, varias horas después de mi apresurada declaración, creo que puedo explicar por qué. Lo que sí, me voy a tener que ir un poco por las ramas.
Los que siguen más o menos el blog, tal vez hayan notado que tengo un gusto musical muy variado. Podría quedarme horas dándoles nombres de bandas y estilos para tratar de demostrarlo, pero vamos con una imagen que debería bastar.
Como ustedes sabrán, antes de hacer música para secretarias y dedicarle canciones a reinas muertas en accidentes de tránsito, Elton John compuso una cantidad notable de clásicos, hitazos de acá a la China. Ergo, tenía que ir a verlo en vivo. Además fui gratis.
Y Slipknot son 8 dementes enmascarados sobre un escenario, sacudiéndose como animales mientras sus amplificadores vomitan sonidos salidos del 5to infierno. ¿Cómo iba a perderme eso?
Fueron 2 experiencias marcadamente distintas, y a mi manera, disfruté mucho de cada una.
Ahora, ¿qué hubiera pasado si en pleno concierto de Elton John, me paraba arriba de mi silla y gritaba: "¿ALGUIEN FUE A SLIPKNOT EL OTRO DÍAAAAA?"? Mmm... me imagino un incomodísimo silencio, seguido de una cordial invitación por parte del personal de seguridad a abandonar el recinto.
Y ni te cuento si en el medio de Slipknot metía un: "CHICOOOOS, LA SEMANA QUE VIENE NOS VEMOS EN ELTON JOHN, ¿NOOOOO?".
Me gusta la música en muchísimas de sus formas y colores. Me gusta cómo me hace sentir, y toda esa mariconada cursi de melómano. Otra vez, podría estar horas contándoles cuánto me gusta, pero mejor lo explico con una escena de una de mis películas favoritas:
Y bueno, ahora me emociona pensar que él sería una de las pocas personas que me hubiera acompañado a Elton John y a Slipknot. Que si nos conociéramos seríamos BFFs!
Una quinceañera de 33 años